(10-06-2021) Este jueves 10 de junio, la Comisión Nacional Técnica de Bioseguridad (CNTBio) de Brasil decidirá si aceptará o no el trigo transgénico HB4 que Argentina aprobó en octubre de 2020. A pesar de las advertencias sobre el daño socioambiental y contaminación genética que produciría la siembra a gran escala de esta semilla modificada genéticamente, los países agroexportadores continúan profundizando el agronegocio.
“El trigo HB4 es un desarrollo biotecnológico que realizaron investigadores del Conicet de Argentina que tiene la siguiente particularidad: es tolerante a la sequía, o sea que se puede plantar en ambientes con fuertes restricciones de agua”, explicó la docente de la UBA e investigadora del Conicet y Colectivo Trigo Limpio, Haydée Pizarro, en comunicación con Radio Estación Sur.
“No solamente en el corazón agrícola de Argentina este evento biotecnológico permitiría seguir cultivando trigo, sino que se podría plantar en zonas que actualmente no permitirían la siembra de ningún otro cultivo”, destacó.
E hizo hincapié en el costo de la posibilidad de siembra en contexto de sequía y expansión de la frontera agrícola: “Este trigo va acompañado de la inclusión de un gel para ser tolerante al glufosinato de amonio: un agrotóxico, porque esta demostrada su toxicidad no sólo para el ambiente sino que también para los humanos”.
La investigadora, repasó la historia del ingreso de las semillas modificadas genéticamente a través de una resolución firmada en 1996 por el entonces Secretario de Agricultura, Felipe Solá. En esa década, el mundo apostó a intensificación de la producción agroindustrial introduciendo herbicidas de gran toxicidad a la producción de alimentos.
Con la promesa de multiplicar la producción y así “acabar con el hambre en el mundo”, el monocultivo de soja ocupó los campos e introdujo el glifosato en la vida de toda la sociedad directa e indirectamente. Desde las personas que fumigan hasta las que son fumigadas, desde las que producen alimentos hasta las que lo consumen. Toda una sociedad alcanzada por consecuencias de un modelo de utiliza venenos altamente tóxicos para producir alimentos.
Ni hablar de que este tipo de producción convencional lejos de acabar con el hambre, profundizó aún más las desigualdades sociales a través de la especulación y concentración de tierras. “El país tiene muchísimos antecedentes de que en realidad no es que estén generando beneficios para nuestro país, no es que estamos produciendo en gran cantidad alimentos, estamos produciendo básicamente commodities”, remarcó la especialista.
“El problema del trigo HB4, es que la siembra en nuestro país esta supeditada a la aprobación de Brasil. Este va a ser el único país que va a comprar la producción de trigo transgénico de Argentina, y justamente eso se esta definiendo en la CNTBio de Brasil: la aprobación del trigo HB4”, señaló Haydée.
“Supongamos que Brasil decide la aprobación”, propuso Pizarro, “es la decisión de un país hermano que afecta directamente a nuestro país, porque acá se va a plantar el trigo HB4 y se va a exportar a Brasil. Ahora, cambian los vientos -y ojala así sea pronto- y supongamos que a futuro decidan no importar más trigo transgénico, ¿Qué hacemos con la producción local cuando sabemos que la Unión Europea no acepta ese tipo de transgénicos, ni Estados Unidos, ni otras potencias importadoras?”, preguntó a modo de alerta.
Y embistió con otro interrogante: “¿Qué hacemos cuando la siembra se vuelva irreversible?”. La profesora de la UBA, explicó que está comprobado científicamente que con la siembra comenzarán otros procesos a los que llamaron contaminación genética: “Va a dejar de de haber trigo no transgénico. Está comprobado que la contaminación genética es imposible de controlar”.
La preocupación del Colectivo Trigo Limpio, se extiende a muchas organizaciones sociales que vienen exigiendo un cambio del modelo agroindustrial. En el país las consecuencias de este modelo las podemos escuchar en las declaraciones de las Madres de Ituzaingó, escuchando a las y los docentes de escuelas rurales, investigando sobre la muerte de Nicolás Arévalo y de Fabián “Amaranto” Tomasi. El modelo les atravesó en sus cuerpos, sangre y vida.
¡Con nuestro pan NO!
“Y el trigo es el pan”, exclamó Haydée, “es un cultivo muy importante y extenso”. “En el grupo estamos muy preocupados y ocupados por la profundización de modelos que realmente están por fuera del real desarrollo. No estamos poniendo piedras en el camino, ni intentamos frenar el “desarrollo”, pero consideramos que no es la biotecnología la única salida. Existen realmente desarrollos agroecológicos de primer nivel altamente eficientes”, sostuvo.
“Está comprobado que el cultivo va a tener trazas de glufosinato de amonio, eso es seguro. Por eso nuestro grupo lo que solicita que el Estado Nacional para que deje sin efecto la aprobación de este cultivo y que al mismo tiempo abra un amplio espacio de debate en donde todos los ciudadanos puedan expresarse”, manifestó la investigadora.
“Tampoco estamos pidiendo que de un día al otro se prohíba la siembra de soja porque no se puede pedir de un día a otro. Proponemos crear un plan progresivo de modificación de este modelo hacia otro verdaderamente sustentable. Y este trigo en lugar de plantarse en esta propuesta de ir hacia la transformación sustentable, en realidad va hacia la profundización de un modelo que sabemos que es lamentable”, sentenció Haydée Pizarro.