Por Agostina Zeki (*)
(11-07-2021) Barrer y sólo juntar hollín. Verlo en las plantas, los techos, la ropa, el aire, el suelo ¡Está en todos lados! “Estamos Hartxs”, gritaron. “Basta de contaminarnos”, demandaron. “Que se vaya Copetro“, exigieron. Treinta y nueve años de lucha, ¿cuántxs murieron viendo al monstruo en frente, atrás, a dos cuadas, un par de manzanas? ¿cuántxs lo sintieron? Porque sobre todo es el sentir.
El sentir la injusticia, la desidia, la complicidad. El reconocerse como territorio de sacrificio sin que a nadie le importe. El sentir de la lucha, la organización y la resistencia que movilizaron a bloquear la entrada al Puerto La Plata, a tocar puertas de miles de organismos, municipios y secretarias estatales, a informar, a concientizar, a abrazar, a gritar con fuerza para que escuchen y todes se den por enterades que “Copetro contamina y es ilegal”, como denunció Julieta Colak, y que “el Estado y la justicia son cómplices”, como dio a conocer Natalia Penda.
“Hay que tener mucha fuerza para mantener en pie esta lucha porque es muy desigual”, Natalia Penda, Asamblea de Vecinos contaminados por Copetro.
Ambas son activistas organizadas en la Asamblea de Vecinos de Berisso, Ensenada y La Plata contaminados por Copetro desde 2019, y tienen un objetivo claro: no dejar que esta empresa siga funcionando en medio de las tres ciudades. “No quiero que mis hijos a mi edad tengan que seguir luchando contra Copetro”, sostuvo Natalia, y aseguró que “hay que tener mucha fuerza para mantener en pie esta lucha porque es muy desigual. Los gobiernos y organismos del Estado son cómplices, y muchos vecinos lo naturalizan sin siquiera cuestionarlo”.

Oxbow planta Copetro es una empresa que quema carbón de coque desde 1982 en el Polo Petroquímico de Ensenada. Es la única en el país y se instaló a través de un decreto del genocida Jorge Rafael Videla en la última dictadura cívico, eclesiástica, militar y comercial de 1976-83. Desde que la empresa se instaló, les vecines de barrio Campamento se movilizaron y advirtieron los riesgos para la salud de la población, para el suelo, la flora y la fauna, y para el agua.
Dicho barrio, es donde se instaló la empresa. Les vecines crearon la Asociación de Barrio Campamento y desde allí comenzaron esta lucha. En conjunto, realizaron tres demandas colectivas contra Copetro, de las cuales dos ganaron y una aún no fue resulta. Por las dos que se falló a favor de les vecines la multinacional debió pagar a les damnificades reconociendo el daño consecuencia de su actividad.
Este pago, según denunciaron Natalia y Julieta, se realizó 20 años después traducido en un monto insignificante para les vecines confinades a la vida entre hollín y enfermedades. Aunque quisieran mudarse, sus propiedades no valen gracias a la empresa calcinadora de coque.
Desde la Asamblea continuaron la batalla contra el monstruo, y mantuvieron varias reuniones con los Intendentes de las ciudades más afectadas por las actividades de Copetro: Mario Secco (Ensenada) y Fabián Cagliardi (Berisso). “Si bien no están encargados de fiscalizar a las industrias de categoría tres, tampoco hacen las denuncias pertinentes; y ellos tienen cierto poder de policías como para poder accionar en estos casos”, manifestó Natalia Penda.
“OPDS trabaja para Copetro”, Julieta Colak, Asamblea de Vecinos Contaminados por Copetro.
Al no obtener respuestas, también acudieron al Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), al que Colak calificó como “uno de los más corruptos de la provincia de Buenos Aires”. Contó que presentaron denuncias y solicitaron informes de impacto socioambiental a los que no tuvieron acceso “violando los derechos establecidos en el acuerdo de Escazú”, sobre el acceso a la información pública.
“Se sabe que hay comunicación entre las dos partes: el ente que controla y la empresa contaminante; y eso genera que Copetro siempre salga beneficiado. Por eso afirmamos que OPDS trabaja para Copetro, es lo mismo”, argumentó la Ingeniera.
“Son 40 años de engranajes corruptos que se fueron aceitando de modo tal que no hay denuncia que le entre”, Natalia Penda.
Es por ello, que desde la Asamblea piensan que “este organismo se tiene disolver y se debería crear otra cosa que sea fuera de todo partidismo político y acomodos, en la que los vecinos que venimos trabajando en nuestros territorios con las problemáticas socioambientales tengamos participación ciudadana y poder de decisión”, manifestó Julieta.
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Por otra parte, en febrero de 2020 presentaron un recurso de amparo colectivo ambiental por el cese de la contaminación patrocinados por les doctores Hugo Represa y Silvana Sosa. Julieta detalló: “El Juez José Francisco Terrier, del Juzgado en lo contencioso administrativo número 3 de La Plata, dictaminó una medida precautelar que levantó en 24 horas porque se convocó una audiencia informal con nuestros dos abogados, y ocho abogados de Copetro e YPF que le plantearon por qué tenía que levantar la medida”.
Y agregó: “Los argumentos fueron que las fotos que tenía nuestro recurso de amparo no coincidieran con la realidad actual, y que si Copetro se para YPF no puede producir, por lo que iba a caer en los hombros del Juez un desabastecimiento de combustible”. Por su parte, Natalia precisó: “Es muy difícil. A veces sentimos que vamos contra los molinos de viento. Son 40 años de engranajes corruptos que se fueron aceitando de modo tal que no hay denuncia que le entre”.
Sin embargo no bajan los brazos, ni callan sus voces. Salen a las calles y enfrentan audiencias públicas como testigos donde “las tratan como criminales”. Planifican charlas informativas, asambleas, y actividades en espacios públicos. Hablan con profesionales y exigen “un estudio epidemiológico para saber de qué se enferma la población” en Berisso, Ensenada y La Plata para probar la nocividad de la fábrica. Visibilizan lo que sucede, enfrentan al monstruo y lo exponen al grito de “Basta Copetro, nuestras vidas valen”.