(15-07-2021) Este jueves 15 de julio se cumplieron 11 años de la sanción de la Ley 26.618 de Matrimonio Igualitario en Argentina, primer país en América Latina en otorgar este derecho a la comunidad LGBTTIQ+. Desde los 90 se luchaba por conseguir este derecho, y en mayo de 2010 el proyecto de Ley entró en el recinto para ser sancionado en julio del mismo año.
“Veníamos de los años 80 donde era impensada esta lucha, nos preocupaban más las razias policiales. Así que recordar el matrimonio igualitario para mi que soy un militante viejo, es recordar lo impensado porque fue una bandera que tomó una generación de militantes posterior a la mía, y que nosotros acompañamos obvio”, expresó Flavio Rapisardi, escritor y Doctor en Comunicación, docente de la UNLP y militante LGBTTIQ, en comunicación con Radio Estación Sur.
En este marco, resaltó que hubo un gobierno y un modelo de Estado que permitieron la discusión y obtención de este derecho que comenzó a construirse con los juicios de Lesa Humanidad. “Fueron una bisagra porque lo que se juzgó allí no fue solamente el asesinato de 30 mil compañeros, sino como dice en la Carta Abierta Rodolfo Walsh, es un modelo económico, de exclusión. Los modelos neoliberales tienden a considerar que los derechos son un gasto, y los derechos no son un gasto, son un acto de dignidad, de justicia , de reparación, de desarrollo”, sostuvo Rapisardi.
“Revisamos todo el tiempo ese modelo de país que nos dejó la dictadura y construimos nuevos derechos”, agregó. En este sentido refirió la importancia de la Ley para reconocerse: “Con la sanción de la Ley entramos a una legalidad, y abrió una posibilidad de que las personas LGBT puedan decirlo y eso es un montón, pero obvio que aún falta”, señaló.
Además, refirió a la reciente sanción y promoción de la Ley de Cupo e inclusión Laboral Travesti Trans: “Me parece bien pero creo que le falta. Había otro proyecto de integralidad trans que incluía algo que no se está incluyendo: la jubilación. Hay muchas trans que ya han superado la barrera histórica de mortalidad y no tienen jubilación, entonces hay que hacer el reconocimiento especial a esas personas, ver el estado de salud, vivienda, y un montón de derechos como para cualquier persona”.
Sin embargo, aseguró que “hubo un avance gigante a partir de las primeras marchas del orgullo en Argentina donde éramos 250 personas”. “Siento alegría, emoción y recuerdo por los que no están en días como hoy”, concluyó.