El anuncio del Gobierno de prohibir los tratamientos de cambio de género para menores de 18 años y la imposibilidad de rectificar el DNI generó un fuerte rechazo en la comunidad trans y en quienes luchan por los derechos de las infancias y adolescencias trans.
Gabriela Mansilla, escritora, militante por infancias trans y madre de Luana, la primera niña trans del país en recibir un DNI con su identidad autopercibida, advirtió sobre las consecuencias de esta medida. “Lo estamos viviendo con muchísima preocupación y dolor. Las familias de niñeces trans y la comunidad nos estamos organizando para que esto no siga sucediendo”, afirmó.
Al aire de Radio Estación Sur, Mansilla aseguró que estas decisiones forman parte de un ataque sistemático a los derechos conquistados: “No nos podemos quedar de brazos cruzados. La desinformación y las mentiras que están diciendo son para quitar derechos humanos”. Y denunció no solo que son discursos de odio, sino también basado en mentiras: “Se miente cuando se dice que se amputan los genitales de niños y niñas, cuando dicen que se hormonizan. Eso no es verdad”.
“No sé cuales son los privilegios. La comunidad travesti trans ha sufrido durante toda la historia la exclusión”
El anuncio del vocero presidencial, Manuel Adorni, se enmarca en un contexto de creciente hostigamiento hacia la comunidad LGBTIQ+. La medida aparece inmediatamente después de los dichos de Javier Milei en Davos donde aseguraba que “los homosexuales son pedófilos”, los cuales fueron muy mal recibidos por amplios sectores de todo el país, que respondieron con la masiva Marcha Antifascista.
“Las niñeces trans existen”
Mansilla recordó que la comunidad trans ha existido siempre y que históricamente fue marginada y perseguida. “No es que ahora todo el mundo quiere ser trans. Siempre existió. Antes les echaban de las casas y les excluían, hoy las familias las abrazan”, destacó.
Las comunidades LGBTIQ+ lograron, entre muchos avances, la Ley de Identidad de Género que permite que el Estado reconozca a las personas por el género que se perciben, y fue un avance fundamental en materia de derechos humanos y que el Estado tenía una deuda histórica con la comunidad.
“Las niñeces y adolescencias trans existen, las comunidades existen. El Estado y la sociedad estaban en deuda con ellas”, enfatizó Mancilla.
“Mi hija está angustiada, pero estamos en lucha”
Desde su experiencia personal, Mansilla contó el impacto que esta medida tiene en su familia y en su hija Luana, quien desde los 4 años eligió su nombre y hoy, con 17, ve amenazados los derechos por los que ha luchado toda su vida.
“Luana está angustiada. Es una adolescente que se la ha pasado luchando desde que nació. Es demasiado injusto que estemos pasando esta situación. Le veo los ojos tristes y no lo voy a permitir. Estamos abrazadas, pero estamos en lucha”, afirmó.
Finalmente, Mansilla llamó a la sociedad a reflexionar sobre el verdadero trasfondo de estas medidas y a movilizarse en defensa de los derechos adquiridos. “Hoy todo eso está en peligro. Hay que preguntar por qué. ¿Cuál es realmente el fundamento de estar en contra de todo esto?”, cuestionó.