Un informe reveló que el consumo de carne vacuna per cápita en Argentina en 2024 es el más bajo desde 1914. La caída se debe a la inflación y la pérdida de poder adquisitivo, llevando a los hogares a optar por alternativas más económicas.
El retroceso en el consumo de carne refleja el impacto de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los hogares argentinos, que optan por sustitutos más económicos o directamente reducen la ingesta de proteínas animales.
Impacto en la economía doméstica
La caída en el consumo de productos básicos como la carne, la leche y la yerba mate refleja el deterioro del poder adquisitivo y el cambio de hábitos alimenticios en un contexto de alta inflación. Con aumentos sostenidos en los precios y salarios que no logran recomponerse al mismo ritmo, los hogares ajustan sus compras y buscan alternativas más accesibles.
En La Plata y la región, las carnicerías y comercios de proximidad ya registran una menor demanda, obligando a los comerciantes a modificar su oferta y adaptarse a un consumidor que prioriza el precio sobre la calidad. A medida que avanza el año, la incertidumbre económica seguirá marcando el pulso de los mercados y del bolsillo de los argentinos.