Por Sofía Peroni (*)
El 3 de junio de 2015, el mundo posó la mirada en Argentina. En esta ocasión no por una crisis -aunque llegaría pronto-, por nuestrxs investigadorxs de vanguardia o por las elecciones presidenciales venideras. No. Todos los medios del mundo, hablaron del movimiento feminista argentino. La cuarta ola, claro, que había salido a las calles para gritar por primera vez -luego del Me Too estadounidense y el “Yo sí te creo hermana” de España- “Ni Una Menos”.
De eso, seis años. El patriarcado aún no cayó, los casos de femicidios se elevan en número, o se visibilizan más. En el medio, una Pandemia que profundiza y potencia las desigualdades –sobre todo de género-, pero también, la fuerza colectiva de salir a luchar. Por eso, este 3 de junio, citamos seis victorias transfeministas, logradas al calor de los seis años de “Ni Una Menos”.
- El 8 de marzo de 2016, fue un hito del feminismo a nivel mundial, porque se comenzó a pensar “el día de la mujer”, o “la trabajadora”, de forma distinta. Nos desplazamos de las cocinas a las calles; ya no queríamos flores, ni bombones: queríamos derechos. Pero no solo alcanzamos instaurar el 8M como día de lucha, sino que además se logró una articulación con los movimientos de mujeres, lesbianas, travestis, trans, no binaries queers e intersex de todo el mundo, hasta llegar a una Huelga Internacional Feminista, que se repetiría todos los años ese mismo día. Nosotrxs acá en Argentina decimos que antes que la CGT, el primer paro a Mauricio Macri, se lo hicimos las mujeres.
- En 2018, el movimiento feminista en nuestro país estaba en llamas: En plena “Macrisis”, mujeres, lesbianas, travestis y trans, pensaban en sobrevivir, en llevar el plato a la mesa, y muchas, en darle de comer a todo el barrio. Mientras parecía que el liberalismo mas cruento, nos sacaba las fuerzas, el tiempo y la autonomía para salir a exigir y conquistar más derechos, el Poder Judicial se expidió, condonando a los dos principales sospechosos del violento femicidio de Lucía Perez en Mar del Plata, y condenandolos solo por distribución de drogas, a un par de años de prisión. El 5 de diciembre, las mujeres de todo el país, abandonamos las ollas populares por un ratito y realizamos el primer paro contra la justicia patriarcal, para exigir la perspectiva de género en jueces, juezas, fiscalxs y agentes del Poder Judicial. Así, a inicios del 2019, se sanciona y promulga la Ley Micaela, en nombre de otra víctima de femicidio, en Gualeguay. Esta Ley dispone que deben formarse en materia de género funcionarixs y agentes de los tres poderes del Estado Argentino de manera obligatoria.
- Ese mismo año, con un gobierno adverso y todo, se logró a partir de la presión en la calle y las redes, que se tratara por primera vez el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Trece años habían pasado desde que la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gartuito, había iniciado su camino de militancia para lograrlo. Si bien no se llegó a la legalización, a partir de un debate público y televisado, extenso y responsable, se logró algo fundamental: La despenalización social. Se empezó a hablar del aborto en las parada de colectivo, en los ascensores, en las mesas familiares, en las escuelas, en el trabajo, en las campañas políticas. Y aunque en ese entonces lxs senadorxs no estuvieron a la altura de la circunstancia, no había vuelta atrás; sabíamos que iba a ser ley.
En diciembre de 2019, un nuevo gobierno asumía el poder vociferando que el Aborto Voluntario sería Ley. Esperamos (no pasivamente, sino muy activas) más de 365 días, con una Pandemia histórica de por medio, para que esto finalmente sucediera. Ni el enemigo invisible más grande y poderoso que tuvo el mundo, pudo contra el movimiento feminista en las calles y la voluntad política gestionando. - Ahora rebobinamos: Para llegar a la Aprobación de una Ley bisagra en la historia del acceso a los derechos de las mujeres como lo fue la de Interrupción Voluntaria del Embarazo, era necesario un cambio de mirada; un cambio de enfoque. Dejar atrás el plan que la derecha neoliberal había comenzado a implementar, y proponer una nueva concepción del Estado. Un Estado que garantice derechos, en vez de quitarlos; un Estado que sostenga con firmeza las banderas de la salud y la educación públicas; un Estado presente y que tuviera en cuenta las desigualdades sociales y de género, para implementar políticas públicas que generen mayor equidad. En ese contexto, llega el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, con funcionarixs y asesorxs decididos a llevar adelante un cambio de paradigma. Así, en un 2019 lejos de la Pandemia, se crea el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad a nivel nacional y aquí en la Provincia el Ministerio de las Mujeres, Políticas de género y Diversidad Sexual, con referentas históricas dentro del feminismo, que fueron parte de la militancia activa en las calles muchos años y compañeras trans en cargos de poder y tomas de decisión.
- Ni los astros, ni las brujas, ni los medios, ni las mentes mas brillantes, pudieron vaticinar que en el 2020, un virus azotaría de punta a punta a todo el globo. Nos vimos encerradxs, primero optimistas, ante lo desconocido, creyendo que sería cuestión de semanas para que se terminara. Luego, con miedo, ante la incertidumbre. Hasta que en cierto punto, llegamos a incorporar naturalmente los cuidados a nuestras rutinas, pero nunca nos acostumbramos a las muertes, ni a estar lejos de nuestros afectos. Muchxs argentinxs vieron imposibilitado su ingreso, tuvieron pérdidas muy grandes –económicas y familiares-. De repente había que explicarle a lxs niñxs porqué no iban a la escuela, y la humanidad entera tuvo que adaptarse a nuevas (y no tan nuevas) tecnologías para comunicarse. Mientras eso sucedía en muchos hogares, había mujeres, travestis y trans que no tenían hogar: vivían un infierno. No es que la violencia de género comenzó en Pandemia, pero sí, al haber mayores presiones y preocupaciones, y tener que quedarnos todxs adentro, esto se potenció y profundizó. Las llamadas a la línea 144 de atención y contención las 24hs en todo el país, aumentaron 25%. Ni hablar de la recaída de las tareas de cuidados aún más sobre las mujeres, aunque toda la familia estaba en casa, y el aumento de feminización de la pobreza y precarización de las mujeres en contexto pandémico.
Hasta aquí no parece vislumbrarse ni una victoria, pero aún enmarcadxs en semejante crisis, tuvimos buenas noticias: El 4 de septiembre del año pasado, el Presidente de la Nación decretó el Cupo Laboral Travesti Trans en el Sector Público Nacional, que garantiza el ingreso y permanencia de un mínimo de 1% de la planta del Sector, a personas travestis, transexuales y transgéneros. - Además, en plena Pandemia, Argentina tuvo su primer Presupuesto con perspectiva de géneros. Esto sucedió en el marco de la creación de un área en el Ministerio de Economía Nacional destinada a cuestiones de Economía y Género. Estamos hablando del presupuesto 2021, enviado al Parlamento desde el Poder Ejecutivo, que se propone mitigar las desigualdades y combatir las violencias contras las mujeres, lesbianas, trans, travestis, no bineries, intersex y queers. Pero, ¿Cómo? Destinando 15% más recursos a medidas y políticas públicas que tengan este fin, otorgando mayor porcentaje del PBI al Ministerio de Mujeres y carteras que trabajen en articulación con ellas, poniendo énfasis en la asistencia a mujeres que son las mayormente desempleadas o precarizadas y reconociendo las tareas de cuidados como trabajo y factor fundamental a la hora de hablar de desigualdad entre los géneros.
Sin dudas hemos obtenido victorias a lo largo de estos seis años. Sin embargo, también muchas derrotas. En esta séptima marcha por “Ni Una Menos” nos falta Tehuel De La Torre. Nos faltan compañeras todos los días. Nos faltan derechos para las mujeres campesinas, trabajadoras de la tierra, migrantes, de pueblos originarios. Nos falta una reforma judicial con perspectiva de género. Nos falta y nos duele. Hemos avanzado mucho, pero somos conscientes de que no daremos ni un paso atrás, ni siquiera para tomar impulso. Todas las conquistas fueron logradas de manera colectiva y en las calles, seguiremos en ese camino para seguir conquistando más.
(*) Licenciada en Comunicación Social; periodista feminista