Por Darío Nicolás Becchetti (*)
A esta altura, todas las big tech tienen demandas por alguna práctica monopólica. Tanto Facebook, como Google, como Apple y en especial Amazon, la empresa que hizo a Jeff Bezos el hombre más rico del mundo. Amazon se transformó en la obsesión la joven estudiantes de Yale Lina Khan. Al estudiarlo descubrió que la forma en que Amazon eludía las regulaciones implicaba que era necesario buscar un nuevo marco para discutir que es y que no es un monopolio.
Este nuevo enfoque se plasmó en su famoso paper que disparó su referencia académica y profesional. Entre los 70 y los 80, EEUU tuvo un cambio de paradigma en los elementos que se usaban para decidir si había monopolio o no: lo que lo definiría es si existía o no competencia de precios.
Lina Khan planteó que los precios no importan tanto como el uso que las compañías hacen de los mismos para ganar poder en múltiples negocios. Amazon por ejemplo, tiene más ingresos que Google, Facebook y Twitter juntos. Esta es la idea que plantea el fiscal de Estado de Washington en la última demanda contra Amazon: que la empresa manipula los precios para establecer pisos inflados artificialmente que garanticen su monopolio.
Esta medida de la administración Biden señala un quiebre fuerte con respecto a su predecesor. También hay un desafío que obsesionó a Trump: China. ¿Si EEUU regula demasiado a sus grandes tecnológicas, puede terminar perdiendo la carrera de la inteligencia artificial con las empresas chinas?
Según la Comisión Nacional de Seguridad de EEUU, en la próxima década China podría superar a EEUU como la superpotencia mundial en IA.
Este es el equilibrio que deberá buscar la administración Biden. La búsqueda de una necesaria regulación a las big tech y el horizonte de la permanente competencia con China por la hegemonía mundial.
(*) Licenciado en Comunicación Social; periodista