Desde la Coordinadora Basta de Falsas Soluciones (BFS) Ensenada, Berisso, La Plata convocaron a movilizarse este jueves 25 de agosto en una jornada plurinacional contra el extractivismo en Argentina. En la ciudad, se concentrarán a partir de las 17 horas en Plaza Moreno para gritar “¡Basta de Ecocidio!”, “La tierra, agua y energía para los pueblos” y no para las multinacionales.
Tras ser invadides por el humo de las quemas ilegales en las islas del Delta del Paraná, territorios de humedales, se convocó esta acción de lucha para pedir por una Ley de Humedales urgente que proteja a estas esponjas naturales, reservorios de oxígeno, agua dulce y hábitat de múltiples especies animales y vegetales.
El agronegocio es el principal acusado en este tema: las quemas ilegales de los productores ganaderos. “Una de las grandes causas por la que se comenzaron a tomar las tierras de los humedales para el comercio agrícola es que los otros territorios producidos comercialmente ya no son igual de productivos porque mataron a toda la flora y fauna del terreno convirtiéndolos en infértil, sin vida”, señaló Clapy, integrante de BFS y coordinadora de Intercambio de semillas en La Plata, en diálogo con Estación Sur Digital.
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Esto sucede porque a “los terrenos que ya producimos, desgastamos, monocultivamos y no producimos una rica biodiversidad ni obtenemos nutrientes del suelo porque solo se los introdujeron pichicateando”. Ahora, con esos suelos improductivos y un poder judicial que no pena ni juzga estas prácticas ilegales, se “les da el pie para hacer lo que se les cante” sobre esos humedales que son tierras húmedas ricas en flora y fauna, por ende, nutritivas.
Semillas libres para el uso de las comunidades
Clapy, activa contra el agronegocio y su intento de privatizar las semillas con una Ley armada a medida de las tres empresas que controlan el 75% del agro industrial: Bayer-Monsanto; Corteva (fusión de Dupont y Dow); y Chem China-Syngenta. “Las mismas que en los ´90 introdujeron un modelo agrícola mediante paquetes tecnológicos que traían semillas transgénicas, agrotóxicos -hoy presentes en agua, tierra, alimentos y sangre- y monocultivos”, destacó.
La integrante de BFS, refirió a la Ley de Semillas que estos grupos concentrados del agronegocio piden desde el 2000 para “poder cobrar no sólo el insumo y paquete, sino también cobrar impuesto extra por la resiembra de las semillas obtenidas en las cosechas”. Es patentar una práctica tan antigua como la agricultura misma y la propia civilización.
“Los mismo que coparon más del 60% de nuestro país con monocultivos de soja y maíz transgénico, y que desmontaron 45 millones de hectáreas de bosques nativos hoy exigen una retribución por la producción propia de semillas. Venimos a decirles que no -manifestó Clapy- las semillas son patrimonio de la humanidad. No son mercancía, no tienen por qué ser patentadas ni monopolizadas”.
“Hay semillas que existen entre nosotros hace más de diez mil años como la del tabaco, maíz o zanahoria que fueron domesticadas por tribus ancestrales. No hay forma que un producto del trabajo humano de tanto tiempo sea privatizado. Las semillas son la fuente de alimento para las futuras generaciones por lo que privatizarlo, achicar el acceso y tener patentadas ciertas modificaciones genéticas y variedades que quizás ya existían. Es inconcebible por completo”, sostuvo.
Agroecología
En este sentido, destacó la agroecología y el sentir comunitario a la hora de producir alimentos sanos y libres para el pueblo. “Las semillas son la cooperación, intercambio, traspaso de saberes, contacto con la tierra, familia, productores y sus problemas, el ritmo de la naturaleza”, señaló asegurando que “el sentido de comunidad deja de lado el egoísmo y la competencia para crear lazos y redes para articular con otras personas y experiencias”.
En La Plata, ya llevan realizados nueve encuentros de intercambio de semillas y en octubre se prepara el décimo para visibilizar la importancia de su libre uso. “No es casualidad que las grandes empresas trasnacionales quieran privatizar el uso de las semillas para cobrar un extra. Pero hay que entender que este modelo no funciona” cosa demostrada “con la cantidad de productores que por cuestiones económicas, ideológicas, de salud terminaron volviendo a la producción agroecológica donde ya no se necesita ni pesticidas, ni herbicidas, ni comprar semillas” lo que fisura sus planes para “perpetuar el monopolio comercial”.
A su vez hizo hincapié en que la “agroecología devuelve la tierra a los pequeños productores y acorta el sistema de distribución favoreciendo el comercio variado y a menor costo”. Además, de que “las grandes empresas te quieren consumiendo”, mientras que “la agroecología entrelaza al productor con el consumidos” brindando conocimiento sobre los alimentos que se ponen en la mesa.
Frente a todas estas acciones en contra de los pueblos, sus territorios y calidad de vida es que Clapy invitó a la ciudadanía a movilizarse “para visibilizar las propias problemáticas, las regionales; mirar desde lo cercano, y entenderlo en consecuencia a un sistema mundial establecido”.
“Es necesario ir porque los espacios están para ser copados” sostuvo. “No es tiempo de sólo seguir sentados quejándonos desde afuera. Es hora de empaparnos, meternos en el embrollo y resolverlo en conjunto”, finalizó remarcando que “cada semilla tiene un valor incalculable. Si todxs plantamos una, pronto seremos un bosque“.