La justicia bonaerense hizo lugar a una medida cautelar y ordenó la “prohibición temporal en todo el territorio de la provincia de Buenos Aires” del trigo HB4. Se trata del evento transgénico resistente a la sequía de desarrollo nacional que a su vez es adicto al glufosinato de amonio, un agrotóxico diez veces más nocivo que el ya conocido glifosato.
A menos de dos meses de completada su aprobación por el Gobierno Nacional y celebrada por el ministro de Agricultura, Julián Andrés Domínguez, el Juzgado de Responsabilidad Penal Juvenil Nro 2 de Mar del Plata hizo lugar a la medida cautelar presentada por el abogado e integrante del colectivo Generaciones Futuras, Lucas Landívar.
De esta manera, se instó al Ejecutivo a reglamentar la ley 12.822 aprobada en 2001 e implementar la Comisión de Biotecnología y Bioseguridad Agropecuaria con el objetivo de elaborar informes sobre los efectos del transgénico en “la salud, los recursos naturales, la producción y la comercialización”.
Cabe recordar que desde varias organizaciones socioambientales, de abogades, médiques, científiques, productorxs y campesines, se realizó la campaña “Con nuestro pan no!” para evitar la aprobación de este evento transgénico, primero en el mundo sobre la semilla de trigo, debido a las ya comprobadas consecuencias que este tipo de producción basada en la utilización de agrotóxicos tiene sobre la salud de la comunidad y la fertilidad de la tierra, además de otros bienes comunes que son contaminados por los restos de venenos.
Además, señalaron que hasta el momento no existe documento o estudio de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) que garantice la inocuidad de este trigo, y tampoco de los OGM en sentido genérico, cuando debe garantizar la seguridad alimentaria. Tampoco hubo pronunciamiento al respecto por parte del Ministerio de Salud de la Nación cuando las fumigaciones con agrotóxicos son la principal causa de malformaciones, abortos espontáneos, cáncer, alergias y problemas respiratorios, entre otras enfermedades que atormentan a miles de ciudadanes debido a este modelo del agronegocio.
A pesar de esto, el Estado argentino dio vía libre para la siembra de unas 52.775 hectáreas, de las cuales ya se trillaron unas 40.116. La novedad ahora es que los rendimientos fueron bastante magros y la producción alcanzó las 97.281 toneladas, lo que arroja una paupérrima productividad promedio de 24 quintales por hectárea. Es decir, unos 1000 kilos por debajo del rendimiento promedio nacional del trigo tradicional estimado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que se ubica en 34,4 quintales por hectárea.
Es necesario mencionar, que el desarrollo del HB4 es 100% argentino, producto de la colaboración público-privada de más de 18 años entre Bioceres -donde son accionistas Gustavo Grobocopatel y Hugo Sigman- y el grupo de investigación del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (CONICET-UNL), liderado por la Dra. Raquel Chan, responsable de la investigación.